La Parada: Coronavirus y la estrategia contra los mercados populares en Lima

“Se van a llevar de yapa el covid a su casa” mencionó el presidente Vizcarra a modo socarrón en su mensaje presidencial del último miércoles de abril, señalando el riesgo de contraer coronavirus en los mercados populares. Más concretamente se refería al operativo sanitario realizado aquel día en el mercado de Caquetá, en el distrito limeño de San Martín de Porres, uno de los tres más afectados de la capital, donde se realizaron pruebas rápidas a ochocientos cuarenta y dos vendedores de alimentos, dando la alarmante cifra de ciento sesenta y tres contagiados.

Mientras en las grandes supermercados de las zonas residenciales más pudientes se observan largas y desordenadas filas de compradores que acaparan productos de primera necesidad y por ejemplo la cadena Tottus registra tres muertos por el virus en Atocongo, en Bellavista y en Chiclayo, el discurso oficial parece apuntar a los mercados de barrio, los cuales si bien son ampliamente concurridos por sus precios más bajos, muchas veces se encuentran atendidos por trabajadoras ambulantes a la intemperie, reduciendo el hacinamiento a comparación de las tiendas cerradas.

Caquetá fue cerrado por diez días para una correcta fumigación. La prensa ya acusa que el resto de ambulantes se han desplazado a otras cuadras para seguir trabajando, tildándolos de irresponsables por buscar generar ingresos para sus familias en medio del actual estado de emergencia. El sábado dos de mayo se repitieron las pruebas en el mercado San Felipe, en el céntrico Surquillo, donde la cantidad fue aún más preocupante: de seiscientos treinta y un comerciantes, son doscientos sesenta y un enfermos por coronavirus. También el tradicional mercado La Cumbre, en Carabayllo, fue echado abajo por los agentes municipales, debido a que dicha jurisdicción registra dos muertos por la pandemia.

Un aviso despertó a Miguel en la madrugada de aquel sábado. Él es dirigente de las trabajadoras ambulantes del jirón Hipólito Unanue, al lado del mercado minorista de La Parada, en el popular distrito de La Victoria. Un grueso contingente de policías y militares cercaron el lugar desde la mitad de la noche, custodiando a los uniformados municipales que destruían los puestos de venta de verduras y llevándoselos en camiones para desechar lo que quedaba. A primera hora de la mañana, cientos de madres comerciantes llegaron para rogar entre lágrimas que no las despojen de sus medios de trabajo, siendo contenidas por los antidisturbios y fuerzas especiales. Un verdulero fue detenido en el forcejeo y una mujer lloraba que por lo menos lleven los alimentos para ser donados a los más humildes y no los echen a la basura.

Las políticas de desalojos emprendidas por el alcalde de La Victoria y ex futbolista George Forsyth, dirigidas específicamente contra las vendedoras del citado jirón, vienen desde el año pasado, en el marco de las contundentes medidas de erradicación de ambulantes que han caracterizado su gestión desde el inicio. Las rejas que cierran el paso a ambos lados de la pequeña vía fueron colocadas en junio cuando el operativo parecía inminente contra el reducto y en setiembre la municipalidad distrital mandó ponerles candado, encerrando a las comerciantes en plena calle durante una semana para conminarlas a retirarse, sin éxito. Miguel y sus compañeras no dejan de acusar a los empresarios del lugar de presionar al burgomaestre para que las expulse a la fuerza y así dejar libres los estacionamientos, en especial a la próspera familia Guizado que es propietaria de uno de los mercados adyacentes.

Tras el conflicto de setiembre, el diálogo entre Miguel Silva, representante la Asociación Nuevo Triunfo, y el municipio empezó a ser más fluido, en pos de una futura formalización y reubicación pacífica para las cerca de tres mil vendedoras del jirón, en su mayoría madres solteras y ancianos sin jubilación. Incluso se elaboró un padrón de afiliados durante las negociaciones, que luego los dirigentes llevaron al Ministerio de Trabajo para que puedan recibir el primer bono social de trescientos ochenta soles para familias vulnerables durante el estado de emergencia. A la fecha casi ninguna ha recibido el beneficio del Estado. Con la llegada de la cuarentena, se organizaron para seguir abasteciendo a la ciudad de alimentos, trabajando todos con guantes y mascarillas, manteniendo jornadas de limpieza y ocupando solamente las orillas de la vía, dejando libre el centro y así aminorar el hacinamiento de clientes.

Las ambulantes desalojadas acusan que además de llevar varias semanas solicitando a la comuna una fumigación del lugar, nunca se les ha realizado descartes de coronavirus para determinar si efectivamente ellas se encuentran infectadas o no. Hasta esa mañana, Forsyth se venía quejando ante los medios de comunicación que aún seguía esperando que el gobierno central le proporcione pruebas para tamizar a su personal municipal y a los vecinos victorianos. Comparó el mercado popular que las vendedoras han formado en las inmediaciones de La Parada con los mercados de la ciudad china de Wuhan, donde se originó la pandemia en diciembre. Si bien en el jirón Unanue y en la avenida San Pablo algunos pocos puestos comerciaban pollos y cuyes vivos enjaulados en plena calle en condiciones bastante cuestionables como acusa el burgomaestre distrital, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que aún no se ha determinado en cuál animal se encuentra el origen del virus, para combatir los rumores y falsas noticias que asociaban la enfermedad al supuesto consumo de sopa de murciélago en China.

Asimismo, el alcalde justificó la destrucción de verduras decomisadas porque éstas estarían ya contaminadas. También la OMS ha señalado en un informe que contraer el coronavirus mediante los alimentos es improbable, dado que la transmisión se debe al contacto directo entre personas por las gotículas de saliva al toser. Recomienda lavar las frutas y hortalizas con agua antes de consumirlas. Además, el documento indica que tampoco hay posibilidades de contagio que distinga entre productos envasados y sin envasar mientras se mantengan las condiciones de higiene, lo cual podría rebatir diferencias entre abarrotes adquiridos en mercados populares y en cadenas de supermercados. Una madre ambulante que muestra los recibos de compra de su mercadería, obtenida mediante su trabajo diario, afirma que en su discurso el municipio ya las considera a todas enfermas, sin ninguna prueba al respecto.

Fotos de Alan B.

“Debe ser la calle más contaminada a nivel nacional” menciona Forsyth en el jirón Unanue, grabando con su celular el moderno dron que su despacho adquirió para rociar la vía pública con agua y lejía. En La Victoria nueve policías han fallecido por coronavirus. El cerro San Cosme, el emporio de Gamarra y las urbanizaciones Manzanilla y Apolo, cercanos a La Parada, se muestran como puntos rojos en el aplicativo estatal Perú en tus Manos para geolocalización de casos a nivel nacional.

El distrito victoriano se encuentra en primer lugar a nivel nacional en cuanto a densidad de contagiados por kilómetro cuadrado, por delante de Breña y Carmen de La Legua, según el mapa de calor presentado por EsSalud en mayo, basado en el domicilio consignado en el documento de identidad de los pacientes. El asentamiento humano con más densidad en el Perú es el cerro El Pino, también cercano a La Parada. Si bien el hacinamiento es un claro factor de riesgo para la propagación de la pandemia, La Victoria no es el que cuenta con más casos totales, según las mismas cifras de EsSalud. Los más de mil quinientos infectados a la fecha en San Juan de Lurigancho, seguidos de El Callao, San Martín de Porres y Villa El Salvador, dejan a la comuna victoriana en octavo lugar con sus más de setecientos ochenta enfermos.

Las madres vendedoras de Hipólito Unanue aún siguen esperando que se les realicen descartes, a diferencia de otros mercados donde el desalojo fue precedido por pruebas tomadas por los profesionales del Ministerio de Salud. Los funcionarios municipales han intentado calmar su protesta deslizándoles que luego de la fumigación podrán seguir comerciando con tranquilidad. Esto difiere de las férreas declaraciones de George Forsyth, quien asegura que no volverán a operar más.

“Era la cuadra más problemática de toda La Parada” afirma el ex futbolista ante cámaras sobre la asociación de ambulantes que mejor se supo organizar a nivel gremial desde el año pasado para defender su derecho al trabajo y las únicas retiradas en la zona hasta la fecha. En las calles contiguas se teme un operativo igual, por lo que los verduleros se apresuran en rematar sus hortalizas a precios más bajos.

En varios distritos y ciudades del Perú, continúan los desalojos de mercados populares con militares, policías y pruebas rápidas por parte del gobierno central. Por otro lado, portavoces del Ejecutivo anuncian entusiastamente que en los próximos días las cadenas de restaurantes y supermercados podrán operar el servicio de delivery bajo estrictas normas de seguridad sanitaria. La ministra de Trabajo aseveró que esta autorización eventualmente no incluye a los repartidores en moto de conocidos aplicativos como Glovo, Uber y Rappi, cuyos llamados colaboradores ni siquiera son considerados trabajadores, no figuran en una planilla ni tienen un seguro médico, sumidos en la misma informalidad que miles de vendedores ambulantes en Lima que sólo intentan ganar un sustento en los últimos días de la cuarentena.

Alan Benavides

Terminé Periodismo, fotografío protestas y escribo sobre conflictos sociales. No confío en ningún gobierno, ninguna forma de poder económico ni violencia uniformada.